martes, 26 de mayo de 2009

PATRONATO AL BORDE DE LA CRISIS


Patronato es un barrio netamente comercial, cientos de empleos de la Región Metropolitana depende de las ventas de este sector, es por ello que la crisis económica golpea profundamente estas calles.


Uno de los sectores más populares de Santiago es el barrio Patronato. Comprende desde calle Dominica hasta Santa María, al oriente de avenida que le da el nombre a la comuna de Recoleta. Al poniente de la misma avenida se encuentra La Vega, un pintoresco lugar de la capital donde se comercia todo tipo de vegetales.

El barrio Patronato ha ganado su fama principalmente por la venta de ropa de mujer a bajo costo. En estas calles converge la mezcla perfecta para saciar la sed de consumismo femenino, el producto bueno, bonito y barato.

En Patronato funcionan más de 800 locales comerciales, la mayoría de ellos destinados a la venta de vestuario, pero además hay decenas de restaurantes, casas de cambio, tiendas de juguetes, etc.

Este barrio representa el 35% del comercio en su comuna, por ello cualquier desequilibrio en la economía repercute directamente en las ventas.Cada local de Patronato contrata alrededor de 5 personas como mínimo, es una buena fuente laboral para la gente que vive en la zona norte de Santiago.

Pero la actual crisis económica ha golpeado profundamente sus alegres calles.La patente comercial para establecer una tienda en este barrio cuesta un millón de pesos y se paga dos veces al año. A pesar de que la mayoría de los locatarios son dueños y no pagan arriendo, éstos deben pagar sueldos e invertir cierto capital para comprar mercadería.

Bajo estas circunstancias se hace muy complicado mantener abierta una tienda, quienes trabajan aquí dependen directamente de las comisiones y, en general del consumo de los compradores.La crisis financiera tiene varias caras, siempre están los que ven el vaso medio lleno y los que lo ven medio vacío.

Para Néstor Aguilera, dueño de una tienda, la crisis los ha golpeado profundamente tanto que a fines de mayo deberá cerrar. Néstor se dedica a vender ropa de guagua y señala que su negocio ya no es rentable. “Las que más vienen son las jovencitas y no vienen a comprar ropa de niños. Son lolitas sin hijos ni obligaciones que pueden darse un gustito. La gente con familia ya no compra, prefiere guardar la ropa del hermano mayor y ponérsela al bebé” afirma Néstor.

Ya son muchos los locales que llegado a cerrar sus puertas, paseando por las calles de este sector es fácil ver varias vitrinas donde dice “se arrienda” y otras tantas donde sus dueños rematan todo para dejarlas vacías. Precisamente eso era lo que Néstor tanto temía y lamentablemente ya le está pasando. “Acá se fueron los vecinos del lado y los de arriba, yo aún sigo aguantando pero se viene difícil y ya tuve que cortar a dos porque no tengo para pagar sueldos. Eso la gente no lo entiende y siempre es uno el malo” cuenta el apenado locatario.
A la vuelta de la esquina, doblando por la calle Antonia López de Bello, está el kiosco de la señora María, ella vende poleras y chalecos de mujer cuyos precios van desde $1990 hasta $4.990 pesos. Justamente son estos precios los que según ella han mantenido su negocio en pie.

La señora María es de los optimistas, a pesar de que ha observado una abrupta caída en sus ingresos aún mantiene la esperanza de que la situación va a mejorar y que depende mucho de las ofertas y del trato que se le dé al cliente. “Yo aquí a las niñas les ofrezco, las entusiasmo a que me compren. No saco nada con vender cosas caras si la gente no tiene plata, pero de poquito en poquito uno se hace la platita para el mes” comenta ella.

Para la señora María el pago por su local no es tan alto y no debe pagar sueldos ya que es ella quien atiende a los clientes, pero sin duda que si la crisis económica se agudiza deberá enfrentar el temido cierre de local al igual que Néstor.


María Teresa Riquelme